Por Fernando Villarán
No deja de sorprender la política peruana o, mejor,
contemporánea. Los derrotados en la consulta popular del pasado domingo son los que realizan el
análisis de la misma. Y, por supuesto, resulta que los ganadores se convierten en los derrotados y los derrotados
en ganadores. Los mismos medios, periodistas y analistas que han estado
apoyando y animando la campaña del
SI y que han atacado, sin piedad, a la alcaldesa y su gestión desde hace más de
2 años, son ahora los que hacen el balance de la batalla. Es como si el 3 de
setiembre de 1945 hubiesen sido los alemanes, japoneses e italianos los
encargados de dar la «versión oficial» de la segunda guerra mundial. El mundo
al revés.
Vayamos a sus argumentos:
1. «Es una
victoria ajustada, casi la mitad de los limeños revocaron a la alcaldesa, es un
llamado de atención». En las últimas elecciones el presidente Ollanta Humala le
ganó a Keiko Fujimori por un margen de tres puntos porcentuales, exactamente
los mismos con los que ha triunfado el NO el domingo, y que se sepa nadie anda
dudando de la legitimidad de su mandato. La mitad de los presidentes en el
mundo son elegidos con márgenes menores a estos, lo que no debilita en lo más
mínimo su autoridad y su gobierno.
2. «Han sido
revocados varios regidores lo que es un drástico castigo a la izquierda que
maneja la Municipalidad
de Lima. Una victoria pírrica. Una dulce derrota». En toda batalla hay
muertos y heridos. Para comenzar es un absurdo desconocer la voluntad del
pueblo que votó por el NO en la persona de la alcaldesa, y que no marcó el NO
en el resto de la cédula, teniendo en cuenta que en la elección de octubre de
2010 se votó en bloque por todos ellos. Pero aun si fueran revocados, afirmar
que este es el resultado principal de la consulta del domingo es como decir que
los alemanes ganaron en Normandía porque murieron más aliados que ellos. Aunque
con un costo alto, fue una resonante victoria para los aliados. Felizmente, en
el caso de los regidores, como
Eduardo Zegarra y Marisa Glave, por ejemplo, podrán continuar aportando desde
otras responsabilidades en la MML.
3. «La salida de
los regidores representa la derrota del NO». Se debe tener muy en claro que lo
que estuvo en juego el domingo, no fue la revocación de unos pocos regidores. Siempre
estuvo en juego el control de la segunda plaza ejecutiva del Estado peruano, la MML , que concentra el 50% del
PBI Nacional y un tercio de la población del país. Lo que vimos en este proceso
fue el intento de asaltar el poder de la
MML utilizando el mecanismo de la revocatoria (hoy
considerado obsoleto por muchos). Pero como hemos comprobado, el asalto
fracasó, la alcaldesa y sus aliados lograron resistir el ataque y conservaron
el poder. Por eso es un absurdo hablar de victoria a medias; en la política y
en la guerra esto no existe, o se conquista el territorio desalojando al enemigo,
o uno se queda sin nada. Las victorias son al 100% y las derrotas también. Y
esto es lo que ha ocurrido en Lima.
4. «La alianza entre Fuerza Social y el PPC es antinatural y se va a romper de inmediato». Adicionalmente a controlar el territorio que es la primera fuente del poder, la clave en política reside en aumentar ese poder mediante la acumulación de fuerzas, y esto lo ha conseguido de manera clara y contundente Susana Villarán. De la agrupación de unos pocos pequeños partidos de izquierda, con los que empezó en enero de
5. Hace dos mil
quinientos años, Sun Tzu dijo: «La división es la estrategia más eficaz para
derrotar al enemigo». Y en esto los derrotados del domingo pasado se han puesto
a trabajar desde al primer día, dicen: «Los traidores fueron los del PPC que
marcaron el SI a los regidores de Fuerza Social. La alcaldesa se peleó con
Marisa Glave porque es demasiado radical. PPK fue el culpable de marcar SI a
los regidores radicales. Todos los partidos de la izquierda democrática
rechazan al Movimiento Nueva Izquierda (Patria Roja). La CONFIEP se retracta en su
apoyo al NO por temor a las declaraciones de un influyente minero». En un país
con una fuerte tradición de división y enfrentamiento, tal como nos lo ha
recordado varias veces María Rostworowsky, esta estrategia es ciertamente la
más eficaz; no hay que hacer mayor esfuerzo para dividir a los peruanos. En
esto la izquierda es la campeona, desde que llegó a su punto más alto bajo el
liderazgo de Barrantes Lingán en los 80, no ha parado de dividirse por quítame
estas pajas. Por eso, quizás el mayor esfuerzo sea mantener la unidad alcanzada
en el frente por el NO. Sólo esto cambiaría la historia de la política peruana.
6. «Esta es una
contienda electoral vecinal, solo circunscrita a Lima». Esto es falso, pues en
realidad se trata de la primera batalla por el poder nacional en el 2016. Es
teniendo eso en mente que los partidos y actores han tomado sus decisiones. Solidaridad
Nacional (SN) quiso recuperar el municipio de Lima por medios vedados y
antidemocráticos, sin esperar al 2014, después de su estrepitoso fracaso en las
elecciones presidenciales del 2011. El APRA apoya a Castañeda para golpear a la
izquierda (su enemigo de toda la vida), utilizar a Lima como plataforma para su
propia candidatura presidencial y reactivar su partido muy debilitado por la
debacle electoral de 2011 para el congreso. El fujimorismo se mantuvo
oficialmente al margen, aunque varias de sus principales dirigentes
participaron en la campaña del SI. Todos han jugado sus fichas pensando en el
2016, la diferencia es que algunos han perdido y ven alejarse sus objetivos.
Lo más patético
de todo esto es que los ganadores comiencen a aceptar y creer los argumentos de
los derrotados. Está bien ser magnánimos en la victoria (cosa que estoy seguro
no hubiera ocurrido si fuera el caso contrario; no me imagino qué habrían dicho
los líderes del SI y sus medios si hubieran triunfado), pero otra cosa muy
diferente es dejarse apabullar. Aparte de la tarea central de mantener la
unidad del frente del NO y de seguir golpeando a la corrupción (la gran
derrotada), es preciso continuar dando la batalla ideológica. Hay que seguir
las enseñanzas de Manuel Castells que hace algunos años dijo que en la era
digital, las batallas por el poder son batallas culturales.
Tomado del
Facebook de Fernando Villarán
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