miércoles, 20 de marzo de 2013

17 de marzo: una victoria contundente




Por Fernando Villarán

No deja de sorprender la política peruana o, mejor, contemporánea. Los derrotados en la consulta popular del pasado domingo son los que realizan el análisis de la misma. Y, por supuesto, resulta que los ganadores se convierten en los derrotados y los derrotados en ganadores. Los mismos medios, periodistas y analistas que han estado apoyando y animando la campaña del SI y que han atacado, sin piedad, a la alcaldesa y su gestión desde hace más de 2 años, son ahora los que hacen el balance de la batalla. Es como si el 3 de setiembre de 1945 hubiesen sido los alemanes, japoneses e italianos los encargados de dar la «versión oficial» de la segunda guerra mundial. El mundo al revés.

Vayamos a sus argumentos:

1. «Es una victoria ajustada, casi la mitad de los limeños revocaron a la alcaldesa, es un llamado de atención». En las últimas elecciones el presidente Ollanta Humala le ganó a Keiko Fujimori por un margen de tres puntos porcentuales, exactamente los mismos con los que ha triunfado el NO el domingo, y que se sepa nadie anda dudando de la legitimidad de su mandato. La mitad de los presidentes en el mundo son elegidos con márgenes menores a estos, lo que no debilita en lo más mínimo su autoridad y su gobierno. 

2. «Han sido revocados varios regidores lo que es un drástico castigo a la izquierda que maneja la Municipalidad de Lima. Una victoria pírrica. Una dulce derrota». En toda batalla hay muertos y heridos. Para comenzar es un absurdo desconocer la voluntad del pueblo que votó por el NO en la persona de la alcaldesa, y que no marcó el NO en el resto de la cédula, teniendo en cuenta que en la elección de octubre de 2010 se votó en bloque por todos ellos. Pero aun si fueran revocados, afirmar que este es el resultado principal de la consulta del domingo es como decir que los alemanes ganaron en Normandía porque murieron más aliados que ellos. Aunque con un costo alto, fue una resonante victoria para los aliados. Felizmente, en el caso de los regidores, como Eduardo Zegarra y Marisa Glave, por ejemplo, podrán continuar aportando desde otras responsabilidades en la MML. 

3. «La salida de los regidores representa la derrota del NO». Se debe tener muy en claro que lo que estuvo en juego el domingo, no fue la revocación de unos pocos regidores. Siempre estuvo en juego el control de la segunda plaza ejecutiva del Estado peruano, la MML, que concentra el 50% del PBI Nacional y un tercio de la población del país. Lo que vimos en este proceso fue el intento de asaltar el poder de la MML utilizando el mecanismo de la revocatoria (hoy considerado obsoleto por muchos). Pero como hemos comprobado, el asalto fracasó, la alcaldesa y sus aliados lograron resistir el ataque y conservaron el poder. Por eso es un absurdo hablar de victoria a medias; en la política y en la guerra esto no existe, o se conquista el territorio desalojando al enemigo, o uno se queda sin nada. Las victorias son al 100% y las derrotas también. Y esto es lo que ha ocurrido en Lima. 

4. «La alianza entre Fuerza Social y el PPC es antinatural y se va a romper de inmediato». Adicionalmente a controlar el territorio que es la primera fuente del poder, la clave en política reside en aumentar ese poder mediante la acumulación de fuerzas, y esto lo ha conseguido de manera clara y contundente Susana Villarán. De la agrupación de unos pocos pequeños partidos de izquierda, con los que empezó en enero de 2011, ha logrado forjar una sólida alianza, nada menos que con el Partido Popular Cristiano (PPC), su rival en las elecciones de 2010, pero también con Perú Posible, el Partido Nacionalista de Lima, Acción Popular y Somos Perú. Una confluencia de fuerzas pocas veces vista en la política peruana. Es decir, no solo conserva el poder, sino que lo acrecienta y fortalece, lo que significa que este frente puede obtener más victorias y más poder político. Esto es lo que les quita el sueño a los derrotados el domingo pasado: una sólida alianza política que no solo continúe ganando elecciones sino que sobre todo transforme la manera de administrar el Estado y ejercer la política. La transparencia y la honestidad son como la luz del sol de la que huyen los vampiros de la política. 

5. Hace dos mil quinientos años, Sun Tzu dijo: «La división es la estrategia más eficaz para derrotar al enemigo». Y en esto los derrotados del domingo pasado se han puesto a trabajar desde al primer día, dicen: «Los traidores fueron los del PPC que marcaron el SI a los regidores de Fuerza Social. La alcaldesa se peleó con Marisa Glave porque es demasiado radical. PPK fue el culpable de marcar SI a los regidores radicales. Todos los partidos de la izquierda democrática rechazan al Movimiento Nueva Izquierda (Patria Roja). La CONFIEP se retracta en su apoyo al NO por temor a las declaraciones de un influyente minero». En un país con una fuerte tradición de división y enfrentamiento, tal como nos lo ha recordado varias veces María Rostworowsky, esta estrategia es ciertamente la más eficaz; no hay que hacer mayor esfuerzo para dividir a los peruanos. En esto la izquierda es la campeona, desde que llegó a su punto más alto bajo el liderazgo de Barrantes Lingán en los 80, no ha parado de dividirse por quítame estas pajas. Por eso, quizás el mayor esfuerzo sea mantener la unidad alcanzada en el frente por el NO. Sólo esto cambiaría la historia de la política peruana. 

6. «Esta es una contienda electoral vecinal, solo circunscrita a Lima». Esto es falso, pues en realidad se trata de la primera batalla por el poder nacional en el 2016. Es teniendo eso en mente que los partidos y actores han tomado sus decisiones. Solidaridad Nacional (SN) quiso recuperar el municipio de Lima por medios vedados y antidemocráticos, sin esperar al 2014, después de su estrepitoso fracaso en las elecciones presidenciales del 2011. El APRA apoya a Castañeda para golpear a la izquierda (su enemigo de toda la vida), utilizar a Lima como plataforma para su propia candidatura presidencial y reactivar su partido muy debilitado por la debacle electoral de 2011 para el congreso. El fujimorismo se mantuvo oficialmente al margen, aunque varias de sus principales dirigentes participaron en la campaña del SI. Todos han jugado sus fichas pensando en el 2016, la diferencia es que algunos han perdido y ven alejarse sus objetivos.

Lo más patético de todo esto es que los ganadores comiencen a aceptar y creer los argumentos de los derrotados. Está bien ser magnánimos en la victoria (cosa que estoy seguro no hubiera ocurrido si fuera el caso contrario; no me imagino qué habrían dicho los líderes del SI y sus medios si hubieran triunfado), pero otra cosa muy diferente es dejarse apabullar. Aparte de la tarea central de mantener la unidad del frente del NO y de seguir golpeando a la corrupción (la gran derrotada), es preciso continuar dando la batalla ideológica. Hay que seguir las enseñanzas de Manuel Castells que hace algunos años dijo que en la era digital, las batallas por el poder son batallas culturales.


Tomado del Facebook de Fernando Villarán

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