sábado, 20 de junio de 2009
ANDRADE EN EXPRESO 2
El que no tiene de Inga…
Alberto Andrade Carmona (Somos Perú)
03 de Mayo del 2009
En las últimas semanas hemos sido testigos del lamentable incidente referido al cuestionamiento a la congresista Hilaria Supa, por su falta de conocimiento del idioma castellano, situación que ha sido usada por “algunos” como prueba de su incapacidad para desempeñar el cargo.
Todo surge a raíz de la crítica que se realiza, por su falta de fluidez en el manejo del idioma castellano, sin tener en cuenta que su lengua originaria, no era el castellano sino el quechua, idioma que no sólo es una de las lenguas originarias del Perú, sino que tiene reconocido su carácter oficial a nivel constitucional.
Esto nos lleva a considerar en primer lugar, lo cuestionable de identificar el uso fluido del idioma castellano con la capacidad intelectual de una persona, para desempeñarse como representante electoral y, en segundo el empleo de la libertad de prensa como excusa para hacer declaraciones de índole racista, que por otra parte encierran un profundo grado de ignorancia, debemos aclarar que el racismo no sólo se manifiesta en el rechazo al tipo racial de una persona, sino que incluye el rechazo a su entorno cultural.
Hace mucho tiempo que creíamos que se había abandonado una concepción tan primitiva, como identificar la capacidad intelectual con el manejo del idioma castellano, en otras palabras ser un quechuahablante no es ser ignorante, el tener al castellano como
segundo idioma, no es una muestra de discapacidad, sino una manifestación de la realidad multicultural de nuestro país.
En el Perú existen cinco millones de personas que tienen como único idioma o como lengua principal al quechua; asimismo, existe alrededor de un millón de aymara hablantes. Dichos compatriotas tienen todo el derecho de tener representantes ante el Congreso, pero el hecho que estos representantes puedan tener dificultades a la hora de expresarse en el castellano, no constituye ningún demérito en relación a su labor como representantes de sus electores.
En todo caso significará una falla del Estado en proveer el acceso a la educación de estos compatriotas (no sólo en castellano sino que incluso en sus lenguas originarias).
En cuanto a la libertad de prensa, no nos queda más que defenderla a ultranza, aunque muchas veces no nos guste lo que se publique, ni el abuso que en su nombre se haga, ya que es la única forma de proteger a la democracia, sólo con ésta es posible criticar los excesos y errores del gobierno de turno... a pesar de que algunos caigan en excesos.
Por último, sólo quiero citar el dicho de un escritor versado en las bondades del idioma castellano, Manuel González Prada, quien señaló que: En el Perú: quien no tiene de inga, tiene de mandinga... y en mi caso yo tengo mucho de mandinga.
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