miércoles, 13 de abril de 2011
Divide y reinarás
Por: Abelardo Sánchez León
Desde 1990 se ha forjado una alianza subterránea ente los apristas y los fujimoristas para gobernar a largo plazo el Perú. No tiene la claridad de la alianza entre los socialistas y la Democracia Cristiana chilena. Entre nosotros, como resulta habitual, los negocios se hacen a escondidas y con vergüenza. Esa alianza se ha visto robustecida durante los cinco años del gobierno de Alan García y, sin duda, valga la especulación, propiciar la aparición de PPK en escena les ha resultado funcional: dividir el espectro democrático, disminuir a Toledo, crear la ilusión de un gran cambio entre la juventud que favoreciera, a las finales, a la candidata Fujimori. Doy por sentado que ella pasará a la segunda vuelta. Doy por sentado que jugará el papel del mal menor. Porque si en su oportunidad se votó por Alan García ‘tapándose la nariz’, ahora se hará en medio de arcadas.
Pero ese era el escenario ideal de los maquinadores. En todo caso, Alberto Fujimori goza de las ventajas de una prisión de lujo y con la tecnología de punta a mano. Un 50% juega a los extremos y el otro 50% se queda con los crespos hechos, reñidos entre sí, comportándose como tres inútiles piezas de recambio. ¡Qué importa a estas alturas que los dos primeros fuesen derrotados en segunda vuelta, si ya están en la segunda vuelta y son los contrincantes futuros!
Si el misterioso Plan Verde elaborado por los militares en 1990 planificaba veinte años de permanencia en el poder, entre los apristas y los fujimoristas la cifra es superior: Alan García volverá el 2016 con la ayuda de los Fujimori y ella regresará el 2021 para los festejos del Bicentenario.
¿Dónde fueron los votos apristas? Sin duda, se los apropió Fujimori y, en menor medida, PPK. La ilusión es perfecta: PPK fomenta la idea de un gran cambio entre sus fans, pero con su sola presencia favorece el ingreso de Fujimori a la recta final. ¿Con quién se encuentra en junio? Con el ogro, con el lobo feroz, con la bestia negra: Ollanta Humala, el buen soldado según Hugo Chávez. Alan García respira confiado. Sabe cómo vencerlo. Lo hizo con el cambio responsable. Le dará clases privadas. Mantiene intereses vivos con su padre, quien saldrá libre con su sonrisa cachosa pegada en el rostro. Pero esta vez Humala está bien administrado y la polarización llegará al máximo.
Publicado en El Comercio el 13/4/2011
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Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarBien Heduardo! eres una tribuna muy respetable y admiro tu posición.
ResponderEliminares verdad que el poco entusiasmo del apra en presentar un candidato aprista no es casual y es cierto que garcía no es que ha descuidado sino que así lo ha querido, también coincido en que garcía tiene como propósito volver a ser presidente el próximo periodo,pero no creo que se alíe con keiko a largo plazo pues creo que "alan es único" y así como quiere resarcir su ego de haber rogado la presidencia ,por eso mismo quiere que en el próximo periodo le rueguen que postule , en este sentido el no pactaría con keiko por lo menos no a largo plazo y como igual pues el se considera (no sin razón por encima de ella
ResponderEliminarjorge